México, 2025
Dirección: Ernesto Martínez Bucio
Guión: Enrique Martínez Bucio, Karen Plata. Fotografía: Odel Zabaleta. Música: Emilio Hinojosa. Producción: Mandarina Cine. Elenco: Mariapau Bravo Aviña, Rafael Nieto Martínez, Regina Alejandra, Donovan Said Martínez, Laura Uribe Rojas, Carmen Ramos, Bernardo Gamboa, Micaela Gramajo.
Duración: 97 minutos
Ambientada en los años noventa en Ciudad de México, cinco hermanos entre los 8 y los 14 años de edad, quedan bajo el cargo de la abuela Romana (Carmen Ramos), luego de la desaparición de su madre (Micaela Gramajo) y posteriormente de su padre (Bernardo Gamboa) que sale en la búsqueda de su esposa.
La abuela presenta un comportamiento extraño, es mentalmente inestable, probablemente padece esquizofrenia, busca aislarse y aislar a sus nietos, cree que el diablo puede andar por casa, (gran interpretación de Ramos). Mientras tanto, a los niños les toca crecer en ese contexto, inevitablemente van a aprender algunas ideas transmitidas por ella, no las entienden del todo, como no entienden lo de sus padres.
Ópera prima de Ernesto Martínez Bucio, la película se construye sobre una grieta perceptiva: la del niño que ve más de lo que debería y la del adulto que decide no ver. En esa tensión aparece la esquizofrenia, no como estigma médico ni como excusa narrativa, sino como un modo de estar en el mundo. En medio de un entorno que se vuelve progresivamente más claustrofóbico, con ventanas tapadas y habitaciones clausuradas, los hermanos intentan sobrellevar una convivencia marcada por el miedo, la imaginación infantil y los ecos de una ausencia que lo contamina todo. El horror se insinúa desde el fuera de campo, mientras la intervención de la policía y los servicios sociales amenaza con quebrar el precario equilibrio.
Bucio filma la alteración mental como si fuera una forma radical de sensibilidad: percibir los intersticios, los ruidos lejanos, las formas que apenas insinúan. Lo fantástico no entra por lo espectacular, sino por lo cotidiano. El fuera de campo no es solo una herramienta narrativa, es el lugar donde opera el miedo. Y la atmósfera está tejida con inteligencia: la fotografía apagada, casi monocromática, evita lo pintoresco. El diseño sonoro, de una sutileza inquietante, juega con los umbrales de la audición.
Pero el corazón de la película está en la dirección de actores. Bucio trabaja con niños no desde la manipulación emocional, sino desde la contención. En esa experiencia, lo fantástico se vuelve clínico y el horror íntimo. Lo que duele no es lo que se ve, sino lo que el encuadre no contiene. Un monstruo fuera de cámara, pero también una familia desbordada, un sistema que abandona, una sociedad que no sabe qué hacer con lo que no entiende.
Director, guionista y montador, Bucio se formò en el Centro de Capacitación Cinematográfica de México. Sus cortometrajes se han estrenado en prestigiosos festivales como Cannes, Róterdam y San Sebastián. En esta última ciudad ha cursado el máster de creación de Elías Querejeta Zine Eskola. Formó parte de la Berlinale Talents en 2016, festival al que vuelve para estrenar mundialmente su primer largometraje. Su filmografía incluye, además los cortometrajes Cenizas (2011), La madre (2012), Las razones del mundo (2016) y El futuro (2019).